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Telenovelas: ¿placer culposo?

Vanesa Varela

Vanesa Varela

Guionista de Telenovelas en Televisa

28 de November de 2023

Las telenovelas mexicanas han sido parte importante de la cultura por más de 50 años. Desde la aparición de la primera telenovela mexicana, comenzó una tendencia importante por crear contenido televisivo dirigido a un público muy específico, pero con el deseo de atraer un público más amplio: “La familia mexicana”

Y es que las telenovelas se convirtieron a lo largo de los años 80, 90 y parte de los inicios de los dos miles, en un miembro más de la familia. Quién no recuerda haber visto alguna telenovela infantil a la hora de la comida o haberse colado al horario nocturno y ver “la telenovela de la noche” igual, reunido en familia.
Estos melodramas viven en nuestra memoria colectiva: personajes como Rosa Salvaje, Catalina Creel, Juan del Diablo, María Mercedes, María la del Barrio o Marimar, son un referente popular que cualquier mexicano ha escuchado.

Y sin olvidar aquel momento cumbre de la telenovela cuando las dos televisoras más importantes del país, se disputaban aguerridamente la audiencia, dejándonos joyas como: Mirada de Mujer o Nada personal.

Sin embargo, con el paso del tiempo el formato se ha convertido en un contenido poco valorado, pero que irónicamente, es altamente consumido.
Hoy en día, escuchamos a la mayoría de las personas decir: “yo, no veo telenovelas” aunque avanzada la plática saben identificar perfectamente el tema de la telenovela que se está transmitiendo actualmente y el por qué no les gusta.
Esta moda de desprestigio traspasó a los actores, productores, directores y hasta los escritores, quienes ven a la telenovela como un género menor, que no requiere tanto esfuerzo de quien lo hace, aunque en el fondo saben que es todo lo contrario.
Y pongo como ejemplo el ámbito que conozco bien, un escritor de un largometraje se toma aproximadamente 6 a 8 meses o más, para poder escribir su película, la cual, por supuesto ha pensado e ideado por años. Un contenido de transmisión que equivale a máximo dos horas y que busca entretener a una audiencia que tendrá cautiva porque estará viendo su película con toda la atención que una sala de cine favorece.
Mientras que un escritor de telenovela tendrá esos mismos 8 meses para escribir alrededor de 70 horas de contenido que tiene que ser tan atractivo y estimulante como para que diariamente la audiencia detenga su rutina diaria y le preste unos minutos de su atención al televisor, obviamente con todas las distracciones que este medio con lleva.
El trabajo no es nada sencillo, pero conlleva un reto creativo constante que sirve de entrenamiento para cualquier campo de trabajo.
Lo mismo pasa con directores y actores quienes se entrenan en un terreno que con entrega y compromiso los convierte en grandes actores, prueba de ello tenemos muchos nombres como Salma Hayek, Gael García, Diego Luna, Eiza González, por mencionar algunos a los que vimos iniciando en telenovelas y ahora admiramos en grandes producciones de Hollywood.

Lo lamentable es que esta corriente anti-telenovelas se ha convertido en una moda de desprestigio a un contenido que refleja mucho de nuestra identidad como Mexicanos, porque ¿cómo se puede sentir el público más identificado con una serie americana o europea que con un producto que habla de su propio país y cultura?

Lo cierto es que así somos: melodramáticos, apasionados, justos y románticos. Tenemos fe, ayudamos a los demás, somos solidarios y sí, soñadores. Creemos en la Virgen de Guadalupe y le pedimos que nos acompañe y nos haga el milagro. Defendemos a nuestra madre ante todo y nos sacrificamos por ella. Así que ¿cómo no vamos a sentirnos identificados con estos personajes?
Y no es raro que nos sintamos así, pues estos contenidos están creados para agradar al público mexicano e idealmente latino.
Y aunque escuchemos que “ya nadie ve telenovelas” la realidad es otra. Y es que diariamente las telenovelas convocan entre 5 y 7 millones de personas para darle seguimiento a una historia… esto lo hace por cerca de 80 días.

Eso es un gran logro incluso para las mediciones de las plataformas. Ya que según “Parrot Analitycs” “La casa de las flores” tuvo un alcance de 9.8 millones de espectadores a sólo tres días después de su estreno, al igual que “Luis Miguel, alcanzó 7.4 millones. En una plataforma disponible las 24 horas para su consumo. Me pregunto cuál sería su audiencia si fuera colocada en televisión abierta.

Lo cierto es que las telenovelas se siguen viendo y es parte de nuestra cultura. Quizá sea buen momento de quitarnos esos prejuicios y aceptar que más allá de todo, las telenovelas son un contenido de entretenimiento nacional, que cumple su función: entretenernos, conmovernos y emocionarnos.
Así que ¿por qué no aceptar con orgullo? Yo sí veo telenovelas mexicanas.

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